- Objetos que cuando se abren o separan, revelan otro aspecto (ej. muñecas rusas)
- Objetos que encajan, de forma que se convierten en parte de uno mayor (ej. rompecabezas)
- Objetos que tienen más de un uso (ej. cuchara que se convierte en catapulta, una hoja de papel en un avión...)
En cuanto al desarrollo físico, a esta edad va aumentando progresivamente el control de la motricidad. necesitan desarrollar una mayor coordinación motora, y de forma innata les gusta hacer equilíbrios, escalar, luchar, patinar, saltar y hacer acrobacias, por lo que haríamos bien en dejarles mucho sitio libre y sería ideal que dispusieran de espalderas o cuerdas colgadas, aunque si en la habitación hay unas literas, seguro que las aprovecharán.
Más adelante, sobre los 4-5 años, pasamos de la individualidad del periodo anterior a la integración en el grupo. Al principio, se limita a permanecer más tiempo en el mismo lugar, interactuando con otros niños en pequeños grupos, aunque no hay cooperación real. Al final de esta etapa comienza a preferir los juegos de grupo. Le encanta coleccionar cosas y mostrarlas a los demás. También le gusta mostrar sus trabajos escolares, de los que se siente orgulloso, por lo que es importante disponer de un lugar bien visible para exponerlos.
A esta edad, buscan la aceptación y admiración de los otros. Es la fase en la que se desarrolla lo que Freud denominó el superyo que es la representación de los valores de la sociedad. Simplificando mucho la cuestión, podríamos decir que el superyo es la asimilación de los deseos de los padres. En esta etapa, una recompensa puede ser una buena manera de ensalzar al niño que se esfuerza por alcanzar los estándares sociales. No con juguetes o dulces, sino con:
- estrellas, que se siente orgulloso de lucir.
- un suceso especial
- una salida inusual (a un museo, un paseo para buscar piedras, por ejemplo)
Es un buen momento para investigar y desarrollar si es el caso, su interés en materias como las ciencias, la música o las artes. También para disfrutar con actividades basadas en la exploracón y la investigación.
Lo más difícil para los padres, quizá será separar su propio conocimiento personal del Yo del de sus hijos. Hay que ser consciente de nuestras propias filias y fobias y respetar los rasgos distintivos de cada uno de nuestros hijos.
Así, aunque más adelante, hacia los 6 años, tienden a representar roles, a imitar a personas o personajes con los que se identifican, investigando de nuevo diferentes posturas, los niños que crecen siendo conscientes de la diversidad de alternativas, así como de sus consecuencias, tienen un ego mayor y desarrollan la confianza suficiente para encontrar su propio camino.
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